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Carta a la Agencia Madrileña de Atención Social

A causa de la crisis generada por el COVID-19, muchas personas de edad avanzada en residencias permanecieron aisladas. Las personas mayores institucionalizadas son uno de los mayores grupos de riesgo; por ello, debido a los múltiples brotes epidémicos en ámbitos concretos y la incidencia en la población en el conjunto nacional, se requirió la toma de medidas de control drásticas y de impacto. Un ejemplo fue el cierre de centro socio-sanitarios.

Sin embargo, las medidas de contención del virus también debían considerar los efectos en la salud de los residentes y en el menoscabo de sus derechos fundamentales. Se vivieron momentos de estrés, incertidumbre y miedo ante situaciones difíciles que, junto con la incomunicación, tuvieron repercusiones negativas en la salud emocional de estas personas. Se ha demostrado que la restricción de la movilidad y del contacto social incrementa la incidencia de síndromes geriátricos. En concreto, el aislamiento puede suponer la pérdida de anclajes afectivos y motivaciones, y, por tanto, pérdida del sentido de la vida. También favorece la aparición de trastornos afectivos como el síndrome de ansiedad o la depresión.

Por esta razón, resultaba fundamental promover el bienestar emocional de las personas mayores que vivían en centros residenciales. Esto podía lograrse mediante el contacto social con otros residentes, familiares, personas allegadas o análogas de forma segura, siendo conveniente mantener relaciones sociales para asegurar la calidad de vida de las personas que vivían en centros socio-sanitarios.

Era importante tener en cuenta que suelen darse numerosas situaciones en que los residentes no tienen familiares o resulta complicada la realización de las visitas (diversidades funcionales, restricciones y lejanía…). En estos casos, la única forma de contacto social externo de los residentes, antes y durante la pandemia, es mediante voluntarios y trabajadores sociales. Si bien, no todas las indicaciones sobre visitas se limitan a familiares.

La Fundación Fernando Pombo decide emprender en 2019 un proyecto que pudiera dar respuesta a esta situación, con una mirada a largo plazo y centrada en el respeto y acceso a los derechos que más relevancia pueden tener en el día a día de las personas mayores.  Así, realizamos un carta a la Agencia Madrileña de Atención Social para procurar que los voluntarios pudieran visitar a las personas mayores que viven en residencias.

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Acercar los derechos a los mayores 

A la Fundación Fernando Pombo se le unieron en este proyecto la Fundación Grandes Amigos y la Clínica Legal de la Universidad de Alcalá. Tras analizar las iniciativas nacionales e internacionales para favorecer el ejercicio de derechos y de entrevistar a voluntarios y personas mayores durante varios meses, observaron un conjunto de carencias, situaciones y derechos que requerían ser estudiados, no solo en el contexto del Estado de alarma, que también, sino desde una perspectiva constructiva hacia el futuro, para contribuir a que el Derecho sea una herramienta eficaz para mejorar sus vidas.

Hemos llevado a cabo una investigación durante dos años para documentarnos muy bien sobre la realidad socio-jurídica de las personas mayores en España, en la que se han efectuado entrevistas a profesionales y voluntarios de la Fundación Grandes Amigos y otros profesionales del sector. Paralelamente, hemos realizado un estudio normativo y jurisprudencial en los ámbitos internacional, comunitario, estatal y autonómico y se han analizado un conjunto de informes que abordan la discriminación estructural y otras cuestiones que afectan a la dignidad y seguridad de las personas mayores.

Los hallazgos encontrados atestiguan la necesidad, por un lado, de impulsar mejoras del marco jurídico y de protección de los derechos de las personas mayores, y, por otro, de acercarles el contenido de esos derechos de una manera útil y accesible.

Uno de los primeros resultados del proyecto son una serie de folletos divulgativos dirigidos a las personas mayores y a su entorno (familiares, profesionales, voluntarios, etc.). Estos materiales persiguen favorecer la alfabetización legal de las personas mayores, para que puedan conocer, defender y reclamar sus derechos.

El contenido de los folletos informativos se puede consultar tanto en versión para lectura como en versión para escuchar.

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Concienciación

Otra de nuestras prioridades es concienciar a la abogacía y a otros actores involucrados en la defensa, protección y acompañamiento de las personas mayores, en la necesidad de asegurarles un trato justo e igualitario en todas las esferas de la vida y la sociedad. Ello por medio de diferentes actividades de concienciación, encuentros y formación: